3/2/07

Canaria de Deconstrucciones S.L.


Empresa con ánimo de lucro, pero consciente del carácter ilusorio de tal pretensión, se dedica desde hace más de quince años a diversas actividades relacionadas con los estudios culturales y museos. Radicada en Canarias por razones meramente accidentales, no tiene tampoco ninguna voluntad universalista.
No cuenta con personal experto ni especialistas, sino que se dedican alternativamente a
* Impermeabilización y Revestimientos de culturas subalternas
* Visualización de prácticas y culturas de élite
* Excavaciones de archivos y arqueologías del saber
* Análisis de impacto de las restauraciones de patrimonio cultural
* Desmantelamiento y reconversión de museos
* Desatascos de arquetas y fosas sépticas de propiedad intelectual
* Tradiciones prefabricadas
* Instalaciones y exposiciones efímeras y mobiliarias
* Reciclaje de basura y escombros culturales.
Presupuestos con compromiso.

Blisterizaciones*
Las conductas y prácticas sociales requieren, para su elicitación, complejas combinaciones de artefactos, dispositivos, espacios y hábitos corporales. Así, los individuos han de articular todos estos requerimientos a fin de llevar a cabo satisfactoriamente esas prácticas. Objetos y artilugios de muy diversa naturaleza –sencillos y complejos, banales y nobles, baratos y caros- son imprescindibles para establecer, mantener y extender las relaciones sociales. En la vida ordinaria toda esta panoplia de artefactos han de ser adquiridos en el mercado, en una también variada gama de establecimientos comerciales y de servicios. De tal forma que los individuos, en tanto que consumidores, han de “recolectar” los ítems en diferentes localizaciones para luego “ensamblarlos” en el momento de llevar a cabo la actividad social pretendida. Esto constituye, de hecho, una de las más peculiares características de la sociedad contemporánea, una de la más genuinas manifestaciones del “trabajo de la imaginación” de la cultura posmoderna.

En esta particular estructuración del consumo - el comercio organizando la venta en sus categorías de producción y estrategias de marketing y de gestión y los consumidores uniendo artefactos y dispositivos en sus prácticas sociales- quedan ocultos los procesos mismos por los que una particular constelación de objetos, dispositivos y hábitos terminan explicitándose en cada una de las conductas sociales. De esta forma, se produce una fetichización de consumo en tanto que el consumidor interioriza su trabajo de selección como un acto creativo que culmina en el momento mismo de su consumo. Pero esta “personalización” en las elecciones de los consumidores está de hecho restringida por la limitada, aunque aparentemente amplia, oferta del mercado, haciendo que el tipo de cosas que finalmente aparecen acompañando las conductas sociales muestren un muy reducido espectro. Más aún, este es el mecanismo que determina en gran medida que muchas conductas sociales sean tan recurrentes y estereotipadas.

En la invisibilidad de estos procesos reside el núcleo de esta propuesta expositiva. Recurriendo al empaquetado en “blister”, ya una de las formas más populares de comercialización de todo tipo de productos, y a su presentación en forma de “kit”, la exposición muestra una serie de particulares ensamblajes de objetos, artilugios y dispositivos que representan a otros tantos tipos de conductas y actividades sociales. Ciertamente, los kits en blisters se vienen utilizando en el comercio en la venta de artefactos ligados a actividades como el bricolage, jardinería, limpieza, pero es significativo que la mayoría de conductas y actividades sociales no tengan tales correlatos comerciales.

“Blisterizaciones” pretende así:
• Mostrar cómo un importante número de actividades sociales responden a patrones estandarizados de comportamiento.
• Hacer explícito el dispositivo de ocultamiento de la normalización de las conductas sociales tras la aparente libertad de elección del consumidor.
• Evidenciar la banalidad de conductas y actividades sociales consideradas creativas y no esterotipadas y, así, pretendidamente ajenas a los mecanismo del mercado y del consumo.
• Proporcionar un acercamiento a los procesos de “macdonaldización” de la sociedad contemporánea, con su regimentalización del ocio y burocratización de la vida social.
• Cuestionar, no obstante, los planteamientos maniqueos acerca de la sociedad de consumo.

Los blisters, esas “burbujas” de plástico que permiten ver el producto al tiempo que lo protege en su manipulación son particularmente idóneos para, mediante su dislocación en el espacio expositivo, hacer visible la considerable mediación que los objetos y artefactos tienen en la conformación de las prácticas sociales, así como de la uniformización de muchos aspectos de la cultura contemporánea. Por lo demás, los cartones adheridos a la “burbuja” de plástico, que contienen “instrucciones de uso”, sirven también de eficaz soporte de los textos que acompañan a la exposición.

La estructura básica de la instalación consiste en el montaje de un conjunto de muebles del mismo tipo que el utilizado en los comercios para exponer los blisters. Estos se sitúan longitudinalmente en la sala y se colocarán tantas hileras como permita el espacio disponible.

Los objetos y artefactos que se incluyen en los diferentes blisters son, en su mayoría, productos de uso común en el mercado, si bien manipulados en cada caso para representar adecuadamente las prácticas sociales a las que hacen referencia. Sin embargo, los cartones de cada blister son de elaboración propia para proporcionar, como se ha indicado, los contenidos específicos de la exposición.
*Propuesta expositiva elaborada por Fernando Estévez, Mayte Henríquez, Marina Barreto, Alberto García y Pedro Díaz.