3/2/07

Shoja Azari / Shahram Karimi



Si la última obra de Azari, una serie de nueve cortos, exploraba la idea de ‘frontera’, tanto en lo conceptual como en lo formal, y desdibujaba la frontera entre lo interno y lo externo, el arte visual y el cine, en su experimento más reciente, la serie ‘Las Playas de Las Palmas’ presentada por primera vez en el CAAM, desarrolla este interés incorporando de forma inusual el lenguaje narrativo del cine en la pintura. El resultado es una serie de imágenes mágicas fundiendo la imagen fija con la imagen en movimiento, ofreciendo al espectador una experiencia de una sutileza inusual, aunque con complejidad visual, sensorial y emocional.

En esta obra, la idea de lo narrativo es el centro del tema, ya que Azari nos traslada a un viaje íntimo por la vida de la gente local de Las Palmas cuando van a la playa a relajarse y disfrutar del extraordinario paisaje de su isla. Después de haber filmado la calle en el vídeo desde su habitación del hotel, lo que sigue siendo importante es que estas imágenes están captadas desde la perspectiva del foráneo, una mirada de voyeur hacia una cultura nada familiar y extraña. La fascinación de Azari es, en definitiva, cómo la ‘playa’ se convierte en el entorno social para celebrar encuentros familiares en Las Palmas, donde hombres y mujeres, jóvenes y mayores, ricos y pobres se reúnen como una comunidad para celebrar la vida.

Como observa Azari, su lente también enmarca su obsesión por la relación de esta comunidad con el ‘cuerpo desnudo” en el entorno público y social. Delgados y corpulentos, guapos y no tan guapos, hombres y mujeres desinhibidos van de un lado a otro exponen sus cuerpos con tal grado de confianza y comodidad que se puede creer que desafían los ‘tabúes’ interminables y universales que existen en torno a la idea del ‘cuerpo desnudo’. En Occidente al “cuerpo” se le asocia constantemente a un objeto de deseo, belleza y placer sexual; y, en la cultura original islámica de Azari, al ‘cuerpo’ se le trata por lo general como un objeto de ‘vergüenza’ y ‘pecado’. Por eso se oculta del ojo público. Aquí, en Las Palmas, Azari descubre que esas descripciones no corresponden a la comunidad local, que disfruta verdaderamente de una relación natural y dignificada con sus cuerpos, rechazando someterse a tales juicios y tabúes.