20/5/07

¿Qué propone 7.1?

Alicia Murría, Gopi Sadarangani y Néstor Torrens*
Abordar una aproximación a la producción artística actual realizada por creadores canarios y por aquellos que, procediendo de otras latitudes, han elegido las Islas como referente en algunas de sus obras.

Trazar una lectura trasversal donde, junto a soportes habituales (fotografía, vídeo, pintura), tengan cabida otras formulaciones (performance, música, grafitti) y áreas del conocimiento (antropología, arquitectura, urbanismo, literatura).

Desarrollar un proyecto que desborda los márgenes físicos de la sala de exposiciones haciendo de la calle (el barrio de Vegueta) un espacio de encuentro entre la producción artística y los ciudadanos a través de intervenciones efímeras.

Rebasar los márgenes temporales de exposición; 7.1 es el punto de partida de un proyecto que culminará dentro de un año con 8.1, entre ambos un blog en Internet y una serie de publicaciones periódicas aspiran a generar debate sobre los temas que las obras ahora reunidas plantean. El subtítulo Distorsiones, documentos, naderías y relatos refleja unos contenidos donde coexisten desde la reflexión crítica sobre el contexto sociopolítico de las Islas a las opciones de carácter intimista e introspectivo, pasando por el cuestionamiento del espacio museal, los márgenes del arte, la imagen como narración o las formas de intervención en el espacio público.

Las palabras que anteceden y que, de manera telegráfica, definen este proyecto seguramente apenas dejan traslucir las dificultades que él encierra. ¿Cómo dibujar una cartografía de aquello que acontece en un punto geográfico determinado incluyendo además a quienes han decidido actuar en otros lugares y también a algunos de aquellos que lo han tomado como referente? ¿Cómo articular una posible lectura sin que el lugar se erija en depositario de una carga esencializante y, a la vez, sin olvidar su realidad como contexto? ¿Cómo huir de la falacia de que en un mundo globalizado todo discurso que aspire a su proyección debe prescindir y/o diluir el peso de las particulares condiciones en las cuales surge?

Tampoco podemos perder de vista algunos de los rasgos que caracterizan el panorama artístico en el Estado español, sus precariedades y deficiencias: una situación en la se ha atendido más a la construcción de espacios de exhibición que a las condiciones en las cuales el trabajo artístico se lleva a cabo; sin desarrollo de políticas efectivas de apoyo a la creación o que pasen por la puesta en marcha de lugares de experimentación e investigación; con grandes inversiones en actuaciones puntuales, a veces bientencionadas, pero que se consumen como fuegos de artificio sin haber servido para desplegar tejidos participativos, nodos estables sobre los que asentar un desarrollo sostenido y sostenible; sin fórmulas de promoción y de adquisiciones, sin planteamientos que combinen los esfuerzos de las administraciones públicas con la iniciativa privada, tanto aquellas relacionadas con el mercado como las que nacen con vocación alternativa o de autogestión. Cuestiones todas que, repetidas en los análisis de las carencias que nos aquejan, no encuentran vías de solución en las formas estrechamente jerarquizadas de nuestras administraciones públicas, raras veces comprometidas en tender puentes con los agentes que componen los diferenciados sectores del arte y, muy especialmente, con los artistas. Problemas que, en su conjunto, definen el ámbito español y explican su escaso peso específico en el panorama internacional y que, de forma paralela, se ven agravados en el territorio canario, cuya asunción de “lejanía” –física y, a veces, también psicológica– dificulta los intercambios y condiciona el escaso conocimiento de sus artistas en el ámbito peninsular.

Sabemos bien que la forma habitual de “atender” al arte y a sus creadores es la exposición, todo gira en torno a ella, pero el acto de mostrar –aunque significativo– sólo supone prestar atención al eslabón final de una compleja y frágil cadena. Desde un proyecto como 7.1 se intenta poner en marcha dispositivos que puedan operar como elementos diferenciales y, en cierto modo, paralelos al hecho de “mostrar”, con el objetivo de ampliar su eficacia. ¿Pero a qué aspectos nos referimos al hablar de “crear dispositivos”? En primer lugar se encuentra el apoyo a la producción que, ahora, se cumple para la mayor parte de los artistas que participan; y, más allá de seleccionar artistas, obras y temas, propiciar la construcción de un posible marco de intercambio, de opinión, de análisis de situación y necesidades, de debate en torno a las prácticas artística en un sentido amplio, un debate que --de lo general a lo particular-- opere en el campo de lo real. Entre las herramientas puestas en marcha se encuentran una serie de publicaciones periódicas gratuitas y de amplia tirada, un blog abierto a la participación, una segunda fase de convocatoria de proyectos, y el lapso de un año –entre enero de 2007 y enero de 2008– durante el cual puedan generarse iniciativas propiciadas con/sin el paraguas de la institución museística. En definitiva: un marco que se extiende en el tiempo con ambición de convertirse en plataforma productiva, en tejido real.

En este primer estadio del proyecto participan alrededor de cuarenta invitados, de los cuales la mayor parte son artistas visuales pero donde también se integran músicos, antropólogos, escritores y docentes de especialidades diversas, algunos de los cuales colaboran en estas páginas. Más allá, o más acá, de un proceso no predecible y que exige también de no pocas complicidades, 7.1 arranca con lo que se podría denominar como el primer capítulo de esa cartografía posible. Distorsiones, documentos, naderías y relatos son ejes nominales que permiten articular la primera parte del proyecto con las obras que se presentan en las salas del CAAM y en sus alrededores, en el barrio de Vegueta; unos ejes que, más que delatar un esquema previo donde enmarcar las diferentes propuestas viene a ser el resultado de sus lecturas. Pluralidad de posiciones donde se dibujan los desacuerdos respecto al delineamiento del mundo tanto desde perspectivas globales como en aspectos concretos de las Islas, compartido en trabajos que abordan, en muchos casos con afilada ironía, el consumo desaforado de las sociedades que componen el Primer mundo, el obsesivo culto al cuerpo y su sometimiento a los cánones imperantes (en clave paródica); las políticas urbanísticas depredadoras, los efectos del turismo masivo y las oleadas desesperada de inmigrantes; la fiebre constructora de campos de golf; el paisaje desde una mirada que lo despoja de todo rasgo idealizante; el cuestionamiento del concepto de autoría y la desmitificación de la figura del artista, o la utilización del retrato como género depositario de la construcción cultural de la identidad y su desplazamiento a un grado cero donde el concepto moderno de individuo político se diluye; las relaciones con los múltiples “otros”, la exploración de los lados oscuros de lo humano. En otro orden de cosas, la indagación formal y conceptual sobre los límites de la pintura y de la representación o el diálogo irónico con ciertas corrientes de las vanguardias, las posiciones especulativas en torno al post-cínema y la post-fotografía, y la utilización de Internet como espacio transicional: También la crítica a gran parte de la escultura pública de Gran Canaria; el cuestionamiento del museo como garante de los esquemas jerarquizados de administración del conocimiento y como escenario que se piensa a sí mismo respecto a las nuevas exigencias y necesidades; el papel del público/consumidor... La calle, edificios y fachadas, plazas o fuentes como espacios susceptibles de intervención, donde los aspectos de disfrute se entremezclan con la memoria, la demanda, la actitud más o menos irreverente y, sobre todo, lúdica, incluso el propio museo convertido –por unas horas– en escenario hip hop... No ha sido fácil la selección de trabajos ni, sobre todo, su acotación pero como ya se ha señalado: es sólo un punto de partida para reflexionar sobre lo que sucede (y nos sucede) aquí y ahora.
* Comisarios del proyecto 7.1